Estoy empezando a amar a un fantasma.
Su pálpito ha formado pensamientos
que atraviesan todas las etapas de mi vida.
La he amado a destiempo:
en los mail sin respuestas
en las líneas ocupadas
y en los viajes interplanetarios que haré por ella.
Con nombre o sin nombre, eso no importa;
porque a mí solo me quedan cincuenta años,
y ella es eterna…