Caminó por tu cuello
y se deslizó hasta tu pecho,
cobró fuerza, se convirtió
en atrevido, seguro, inmenso.
Rompió compuertas y el agua
corrió por el cauce de tu cuerpo
mientras mis manos acariciaban
tus caderas escurridizas
y mi boca iAy! mi boca se volvió loca
cuando te bebió, prendida,
cual mariposa sedienta.
(Anita Silva Aguilar)