El día que a cántico de tus estrellas
te cruce mi eco apenas murmurante
y las nubes que hoy parecen encajes
sean ciénaga de mustia enredadera…
por solaz de aquellas horas dichosas
aunque todo aire ya sin ánimo respire,
trenzada inmortal a tus amadas cosas
simularé que la flecha no me impide
seguir bebiendo tus céfiros jardines.
Y la noche que ermitaña por tus lunas
te bañe mi perfume apenas sofocante
y los sueños savia ávida de tus árboles
sean vil hojarasca de mi sol en agonía…
por las sedas que desnudos habitamos,
arcillada en juego seductor de tu mirada
aunque etéreo… ya no signifiques tanto,
agradeceré al fugaz suspiro de tu vida
el tórrido torbellino que dio a mis días.
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Propiedad intelectual Lucero Moscoso
Bogotá D. C. Colombia