Se regocija en su lecho mi alma
cada vez que tu voz escucha
y alegre asiente, con sutil calma
un tanto ida, cautiva tuya.
-¿Por qué te me pareces tanto?-
Piensa mi alma mientras, flotando
en los bravos oleajes de tu relato
y en los bellos pasajes de tu canto.
Mas sin rumbo que una caricia
en tu mentón, cautiva, mi mano
extensión de mi alma cautiva,
proyección de un profundo anhelo.
Elarchiduque