Eduardo Urueta

Paridos por las nubes, seremos lluvia


Tú dormías como yo: sobre hojas de periódicos, diciendo que la sangre de México es el pulso de una esperanza.

Cuando a Ramón López Velarde le sepa a cementerio la poesía,

tú y yo habremos de morir para siempre en el cielo de nuestra patria.

 

Paridos por las nubes, seremos lluvia.

Paridos por los muertos, esqueletos.

Embarazando a los árboles, seremos sangre verde

y entonces,

agudamente,

un pájaro carpintero nos adoptará en su sonido.

 

Duérmete conmigo y pon en mi lengua anís

que mi aliento ya busca rubor nórdico.

 

La furia de este cielo no deja que sueñe con ámbito campestre;

escalo para hundirme en la sugerencia de la cima orínica. El rastro de la lluvia es el consuelo.

Duérmete conmigo de nuevo, quiero bailar y que te hagas prisionero.