Mi mamá se perfuma
con frescas lociones,
ella compra unas
que son de las mejores.
Cada vez que me besa
o me abraza de cerquita
me deja su aroma en la cabeza
y a veces en la camisa.
Cuando ella llega a la casa
yo la descubro al momento,
todo huele a ella por donde pasa,
y eso me pone muy contento.
Mi casa es un hermoso jardín
y mi mama es la flor que aroma,
por eso mi verso le escribí
y quise dárselo en persona.
Alejandro J. Díaz Valero