Entre un paisaje,
imposible de divisar
sobre la faz de la tierra;
donde se asoma,
la enorme luna hechicera.
Allí;
donde dos se aman,
entre flores y alegrías,
donde crean ilusiones compartidas;
también crecen espinas.
A veces por andar descalza
resultas herida,
por respirar,
el aroma del amor, te asfixias;
un arma de doble filo,
te rescata de la fría soledad,
pero las cicatrices futuras
duelen más;
que la efímera y engañosa felicidad,
aquella que llega con el amanecer
y muere con el sangriento ocaso,
su arte expresa el adiós;
solo la noche vestida de negro
comparte tu luto,
se pone muy fria para menguar tu dolor;
por eso,
a ese mundo secreto
donde reina el amor,
llegas con el beso más tierno.
Que te lleva al paraíso,
después...
Al infierno.
Elizabeth