Se me fue y fue
rudo engrosando su voz
tranquilo, feliz y seguro de sí,
según cree que diciéndome adiós
abrazaría el olvido al verlo partir.
Allí va airoso, sin piedad ni cuidado
enamorado de un nuevo sol
porque su oscuridad ha acabado.
No lo detengan,
se me fue sacándome de sus sueños,
desabrigado de mis brazos,
creyéndose grande cuando es pequeño
e injusto con mi corazón hecho pedazos.
Sigue sonriendo
que tu lejanía se aproxima,
los tirantes que me amarraban a tu vida
están sueltos y se unirán a tu peregrina
en este hoy que me das la despedida.
Se me fue sin impórtale
porque allá la espera otra para amarle…