Florecer
Desde la noche en que un beso
te robó la candidez,
y tu pupila encendiose
y tu corazón a su vez
y sentiste en tu pecho
que latía un ”no sé qué”
y el rubor de la vergüenza
emergió sobre tu tez…
Desde esa noche en tu lecho
antes que el sueño te venza,
sientes que una llamita de fuego
tus labios abraza y quema.
Y se enciende en tus mejillas
como en la vez aquella,
el matiz del arrebol
sin que comprenderlo puedas.
Y confundida en tu lecho
tú no puedes comprender,
que eras niña, un capullo
de la flor de la mujer,
y en aquel beso robado
que resintió tu timidez,
al metamorfosis estaba
de un capullo al florecer.
Rafael