Quisiste recorrer mi vientre febril,
en mi jardín de armiños y alfombras,
cultivas damacenas y trepadoras,
y abonaste con gotas finas de abril.
Sembrado en mi alma y corazón
Ojitos de niño carita traviesa,
tu mirada vuela cual sutileza
me bañas de lluvias y pierdo la noción.
Si ves un ave en invierno muy frió,
dale mi cielo calor y tu abrigo,
porque esa ave triste puedo ser yo.
tu mi fiel amante improvisado,
y cuando llegues al final de tu viaje,
pon sobre tu pecho mi retrato.