El sol ayer no pudo salir
y creo que hoy le pasará igual;
el cielo se puso de pronto gris,
y las nubes se quieren desparramar.
El sol está escondido
y tiene dos días sin alumbrar;
ya extraño el cálido brillo,
que cada mañana él nos da.
Nubecitas entrometidas
dejen ya al sol tranquilo,
déjenlo que alumbre nuestras vidas,
encendiendo alegre su faro amarillo.
Alejandro J. Díaz Valero