"Ahora que triste estoy/ recordando nuestra historia de esperanza vana,/ creo que fui un ayer que nunca llegó a ser hoy/ y que jamás será mañana".
Fuiste por momentos algo tangible,
casi te tuve en mis manos de verdad,
hoy eres probable pero poco posible
y ahora me queda alimentar cada día
lo que fue sólo una alejada fantasía
que nunca se pudo vestir de realidad.
Mi boca yo la sentí cerca de tu boca,
tan cerca que deseé mucho morderla,
ahora pienso que fue una ilusión loca
y mi alma de lamentarse ya se cansa,
cansada de verme tras una esperanza
como tu boca que no llegué a tenerla.
A ojos cerrados yo casi logré tocarte,
el destino ya no me parecía tan cruel,
era lo mismo el sentirte y el desearte,
así como cuando un sueño te inventas,
mis manos estaban siempre contentas
pues de algún modo, tocaban tu piel.
Pero ese sueño de pronto se terminó
y desperté y sólo encontré ausencia,
sueño que creaste tú, que sostuve yo
y ya no existimos, ya no somos dos
y creo que esto no es asunto de Dios
ni algo que pueda remediar la ciencia.
Tan sólo jugadas de la vida me parecen,
trampas que a veces te tiende el destino,
esos detalles vitales que vivían perecen,
alegrías se vuelven inexplicables enojos
y ya ves que en un abrir y cerrar de ojos
no estamos transitando el mismo camino.
Ahora hay silencio, hay soledad, dudas;
hay preguntas que solas no se contestan
porque podrían ser respuestas muy rudas,
tal vez por eso hoy saberlas no queremos
y entre la multitud sólo nosotros sabemos
cuántas lágrimas de ausencia nos cuestan.
Ya se disipan en el aire restos de tu figura
y sólo van quedando cenizas muy tristes
de algo que fue sensatez o fue una locura
y el paso del tiempo me dará un motivo,
para recordar que es a ti a quien escribo
y que en alguna parte tú todavía existes.
No sé si un día saldrás de mi memoria,
pues el sentir que me dejas es inmenso,
difícil sin ti borrar fases de mi historia,
más aún que sin ti algo pueda ser igual,
que casi teniéndote conciba hoy un final
y sin tenerte haya un nuevo comienzo.