Yo sé que te quiero y no me intime
porque sé que te quieren y es bastante;
un amor nunca muere, se redime
y nunca queda atrás -va hacia delante-
al saber que eres feliz. Me sacrifico
aunque me duela el renunciar a ti,
es por eso que a solas crucifico
estas lágrimas tenues que vertí.
No soy nadie ni imploro tu cariño
me conformo con saber que eres feliz.
Me alejaré de ti como un niño
que prepara para un viaje su velís.
Disfrutaré por siempre este recuerdo
que tu belleza forjó en mi interior,
aunque el claro dolor por cual me pierdo
culpable sea yo -por este amor-
Tal vez por mi pecado perdí la gloria
ese cielo infinito de mirarte…
pero no pidas jamás que mi memoria
se olvide un momento de adorarte.