Esa noche de sones,
estruendos y fulgores
tú mirada cruzó la mía
Aún la tengas retenida
entre tus largas pestañas.
Salió la luz de tus ojos
para inundar mi memoria.
Ahora que son historia
de esa noche lejana.
La sonrisa de tus labios,
grabado por miles de horas
serán como amapolas
rojas tiernas y brillantes,
son para el que te recuerda,
camino para el caminante.
Tu parpadear cerró el cofre
de esa joya admirada,
dejando en ese pensar
esa mirada guardada.