Perdona si piensas que me olvidé de ti,
perdona si consideras que no estuve contigo,
perdona si en verdad crees que te abandoné.
Yo, a tu lado y en ti me admiraba
que hubieses cerrado así tus ojos,
el fulgor divino de tu mirada,
para no verme ni deleitarte en mí;
que hubieses tapiado tanto tus oídos
para no escuchar mis frases de amor;
aquellas que amoroso tejí para ti;
pero ya amanece y en esta aurora
cuando me ves, me escuchas y sientes,
contémplame, yo también sé
pedir perdón.