Soberbio patriarca de verde sombra
que encañona a los cielos con su flecha,
despojado de invierno, ya sin fecha,
sólo el viento te mueve y te renombra.
Torre triangular que a la vista asombra,
refugio de aves si la lluvia acecha,
tu estructura vital, siempre derecha,
emerge entre el yuyal, frondosa alfombra.
De la bruma tu encanto se enaltece
cuando la luz anuncia un nuevo día
y una azul sinfonía hecha de trino
despierta la quietud: es que amanece.
Mi temprana oración se hace alegría
admirando tu estampa, añoso pino.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.