Te imagino alegre, sensitiva,
sumergida en los anhelos
que van llenándote
de sonrisas el alma.
Para tí es la dicha,
la alegría, la vida misma.
Te entregas
y te envuelves en el ritual
de mirarte al espejo cada noche,
para verte dibujada
en los sueños
que ya no me pertenecen.
Mientras aquí, amor mío,
duele cada mirada,
cada gesto, cada recuerdo.
Me paseo triste desgastando
y marchitando mi vana juventud.
En mi memoria sigo guardando,
día a día,
las secas lágrimas
que el tiempo no sabe contar.