I
Con tus mejillas que sonrojan
y tu quisquillosa risa
hacen una travesía tan bella
este viaje en desdicha.
Sonrojan de una vergüenza
tierna y bella; tan bella
y tan tierna es la escena
que ninguna presencia,
aparte de las nuestras,
parece importarme ya.
Como un grupo de estrellas
consteladas para el alma
del poeta que las contempla
y que en sus sueños empeña
hasta el más remoto confín (De ésta)
y abarca el paisaje a diestra
de artesano viejo, cuya obra
moldea en su taller, concentra
y encierra en su quehacer cuan
sutil detalle encuentra para
hacerla aún mas bella.