No pude esquivar la sonrisa
concebida al azar caprichoso,
inmolada en el crisol placentero
que despierta al alba en un instante,
entre los reflejos de la brisa calma.
No quise desviar la mirada
de la humilde memoria ausente
sumergida en el suspiro errante,
sin lágrimas de amargura diluida
que empapen el lecho deshojado.
No pude evitar atrapar el silencio
de la soledad de apresurado paso,
en ese lento caminar de regreso
entre la espesa noche de amor callado.