Sábado.
Ayer salí por unas
cervezas a que Ligia
vi a una
chica, me senté en su mesa
frente a ella y le dije…
<<Mis labios escupiran cualquier cosa,
con el firme
propósito de
enamorarte…
Así que vengo a hablarte
de amor,
pero no de cualquier
amor,
porque si bien es
cierto que
puedo soportar
cualquier
defecto
en una mujer,
también lo es que
soy implacable
al no perdonarles que
no vuelen.
[Yo vengo a hablarte de
amor preciosa
pero “no del amor de
Feuerbach por el hombre,
ni el de
Moleschott por el
metabolismo,
ni siquiera el amor
al proletariado,
si no el amor por la
bien amada el
amor por ti”>>.
<<Vengo a hablarte de
amor . – “me importa un pito” - si
es una trampa,
o es ingrato.
Vengo a convencerte
mas que te enamores
de mi enamórate
de la calle,
si piensas que
los poetas somos
buenos estas
equivocadísima>>.
<<Mis labios escupiran
cualquier cosa
con el firme propósito
de enamorarte,
así que no te rías
de mis chistes,
no te intereses
en mis historias,
no te fijes en las
constantes balas
que mi verbo dispara,
no navegues en
el erebo,
no te marches
con las primeras
brizas de enero,
bajo tus alas,
no te quedes
sembrada
a mi lado>>.
<<Pero si un día te
vengo ablando de
amor y mis
labios escupen
cualquier cosa
con el firme propósito
de enamorarte
- y te enamoro-,
si te ríes de
mis chistes
si te interesan
mis historias,
si te fijas en las
constantes
balas que mi verbo
dispara,
si navegas en el
erebo,
si te marchas
con las primeras
brizas de enero,
bajo tus alas,
si te quedas
sembrada a mi
lado>>.