Es nuestro nido de amor
ese cálido y acogedor lugar,
donde sembramos bajo el sol
las semillas del verbo amar.
Donde nuestras enramadas almas
muy enamoradas se suelen abrazar,
y donde a los cuatros vientos se proclama
como cuerpo y alma se han de juntar.
Ese nido que juntos hemos construido
sin usar hojas secas ni ramas
donde tu corazón y el mío
palpitan en forma acompasada.
Entrelazados el uno con el otro
canturrean cobijados por la fogosidad
entonando canciones, diciendo piropos
y viviendo a plenitud su felicidad.
Hibernando allí cálidamente protegidos
de cualquier sorpresivo vendaval.
como dos corazones que se han unido
siguiendo el mismo punto cardinal.
Nuestro nido ese lugar seguro y escondido
es la fogata tibia donde nos guarecemos
además de silencioso testigo
donde cada día nos comemos.
De esas horas de dicha y de placer
donde tiernas caricias y ardientes besos,
se abren nuevos caminos por recorrer
y seguramente no tendrán regreso.
Nos mantenemos febrilmente despiertos
hasta que nos sorprende el amanecer
y ya exhaustos por completo
chocamos miradas y frotamos piel.
Son maravillosas esas noches estrelladas
con esa luz que brilla y resplandece,
donde bajo tus alas me duermo acurrucada
hasta que el nuevo día amanece.
En busca de tu enternecedor abrigo
te busco en completa oscuridad;
ese amor que entre los dos ha crecído
como en invierno los ríos, su caudal.
Es esa robusta y resistente rama
que nuestro nido fuertemente ha sostenido,
el que soporta de muy buena gana
este amor que ha florecido.
Este es mi canto de amor
a ese esplendido y mágico lugar,
a ese sitio de gran predilección
donde tú y yo siempre juntos vamos a estar.
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