Sal y escucha mis alas
Cansadas del vuelo
Mis ansias exclaman,
Sediento de aire
Tan lleno de hastió
Mis ojos reclaman.
No es soledad repentina
No es la negra noche de mis días,
Es la causa de mi pena
La que arrulla las lágrimas mías.
Y en tu risa sin habla
Mi alma vaga lejana
Mi corazón dormita
La sangre en mi no calla.
Tal ves pude encontrarte
Pero denegué de mi el secreto,
Fuiste mi gloria, mi estandarte,
Pisadas regadas en mi huerto.
Retoños de incienso
Consumidos en humo
Exhumados en el viento,
En polvaredas de aliento.
No te busco, no te grito,
No me pierdo, estoy quieto,
Camino en lo ignoto
Lo que fue mi lugar y templo.
No ensucio tu recuerdo
Cansado de buscar la paz,
No descanso estoy sediento
Mi luz de brillar no es capaz,
Ese fue mi mundo y mi templo.
Autor. Adolfo Casas C.
( Ángel sin paraíso)