Y en mis sueños, tú tocas a mi puerta y la abro
y encuentro en tu mirada una perversa pasión
Tus ojos negros se clavan en mi alma
como las garras de un escorpión
Mis ojos tristes reclaman con ansias
que me liberes de esta prisión
Y te deseo con locura
como si fueras a darme algo que no conocí
como si fueras ese alguien inventado para mí
o el personaje de un cuento que yo misma escribí
Y nada tengo que no sea este deseo
ni paz, ni amor, ni libros que escribir
sólo castillos de arena que derrumban
forzándome a buscar como vivir