Un paparazzi atrevido
malintencionado y muy ruin
en una foto me ha sorprendido
sonriendo sin usar mi peluquín.
Hoy ha quedado al descubierto
ese secreto tan guardado;
me hizo acordar del padre Alberto
que tuvo que salir al episcopado.
Y yo ¿Qué puedo hacer amigo lector
ante semejante desventura?
Si yo no estaba en actos de amor
además soy calvo, pero no cura.
Pasó amigos, lo que no quise nunca;
lo que siempre temí que sucediera:
que me vieran la cabeza sin peluca
y que mi fans supiera cómo era.
Tal vez ahora tenga más fama,
y eso me libere de preocupación;
recuerden que Kojak lució su calva,
y fue muy famoso en televisión.
Bienvenida la calvicie mía,
adiós viejo peluquín,
y aunque yo no lo quería,
mi verso llegó a su fin
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