Ni bola de cristal ni hechicería
No precisé de encantos ancestrales
ni de la unión de estrellas o planetas,
no requerí de estériles ruletas
ni de turbios consejos espectrales.
No intervine en insólitos rituales
ni fui secuaz de brujeriles tretas,
no requerí de pócimas escuetas
ni de augurios, oráculos, señales.
Nada me hacía falta ¡Nada… nada!
Ni bola de cristal ni hechicería,
ni esotéricas cartas que tender.
Al encontrar tu mágica mirada
mi corazón profético sabría
que eras mi amor, mi vida, mi mujer.