Para cuando vuelvas…
ya no sea necesario que me pienses,
si es que aun piensas.
Y eternices la mirada fresca
tan solo melancólica del presente,
abriéndole a los días en tus ojos
destellos de nuevas miradas…
Que ya habites con propia alma
flotando con fe no anclada,
con mente en estreno;
como autentica de vacío.
Y en tus actos este la gracia
de cientos de logros concebidos,
que en tu pie no tropiece piedra,
ni fango, espinas, lianas o hiedra.
Cuando agites el corazón
que sea por el amor
en la gracia de tu encanto…
que en tu casa haya ángeles y santos.
Que no te acerque el llanto
del recuerdo de hace tiempos,
con el rostro de aquel amigo…
de este que te ama tanto.