Un experto en el arte culinario,
que es mi amigo por cierto,
hizo una sopa en el vecindario
y todos se quedaron boquiabiertos.
La sopa quedó de maravillas
todavía el comentario se los oigo,
cuando decían: “Sabe a costillas,
y no tiene sabor a pollo”.
Aunque fue gustosa la sazón
según testimonio de quien probare,
nadie sintió el característico sabor
que brinda la sopa de aquella ave.
Tuve que hacer oportuna aclaración
para explicar a todos el meollo,
que la sopa ofrecida en esa ocasión
fue hecha por mi amigo “El pollo”.
¡Qué rica la sopa de “Pollo”
es ahora en el barrio la consigna;
es la sopa que les gusta a todos
Aunque no sepa a pollo, sino a costilla.
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