Lentamente triste,
callado -impávido-
arrojado al eco agonizante,
ahogado, mirada inexpresiva-
rutilante ocre el día-
un amanecer sepia
en la válvula de su pecho
un anochecer sin vida...
Y las aves cruzando el detalle de sus manos;
besando el límite distante del aire
con la inexpresividad del oxigeno
en la oscuridad de su tórax
inquieto el sonido de la muerte...
Inquieta la densidad de su respiración inerte,
oprimida en el deseo de..., dejarse perder-se
entre palabras, arte, sueños-páginas
desgarradas al dolor de su paupérrimo presente...
Lentamente ahogado en su garganta;
el óxido menguando en una lágrima,
Triste, ¡tristeza son sus palabras!
Dolor, adolorida su mirada,
la caída de la sangre...,
lamento metálico
exigiendo respuestas a la vida,
entendiendo el pasar del tiempo,
entre el desenlace de su pecho herido...
Entendiendo
razones,
guiadas
a la proporción
de ser uno sólo
con la vida
y la muerte,
equilibrio de sus desdichas...,
el labio mordido por el silencio...,
el adiós refutado por el tiempo...,
su boca amarga en un trago viejo
su vida quebrada en heridas..., recuerdos...