Mi corazón en pequeños trozos,
han quedado por ahí, olvidados
esparcidos al viento, al espacio.
Sin embargo, he conocido el amor
he probado sus mieles y su rigor,
he llorado, he muerto y resucitado.
Sé que la soledad no será mi calabozo
y que la tristeza no durará demasiado,
porque presta estoy a seguir luchando.
La ilusión llena los huecos de mi corazón,
la esperanza perdida por fin ha vuelto,
ella me acompañará hasta lograr mi sueño.
El tiempo parece que transcurre lento,
y aunque mi cielo ahora se ve nublado
mi alma se va llenando de gran gozo.
He tomado las riendas de mi destino,
que como corcel se había desbocado
provocando mi llanto y un gran dolor.
Ya no más, ahora viviré para el amor,
aunque éste sólo sea un sueño tras otro
iré tras él, no cederé hasta atraparlo.
Margarita