Anhelaba subir hasta la
cúspide azul del cielo,
pero no pude obtener,
un par de blancas alas,
porque desde
la patria celestial,
me esta vedado,
porque eternamente
vivo de encantados sueños,
de amores no conquistados,
de ilusiones truncadas
y porque sigo del amor,
enamorado.
Aún en la adversidad,
de mis persistentes sueños,
sigo insistiendo,,
en querer volar hasta la corona
del azulado cielo,
pero como consuelo divino,
para mis insistidos espejismos,
cada día se asoma
por mi envejecida
ventana,
la coloreada alborada,
para animar mi encaprichada alma
y en las enlutadas noches,
el ocaso se acuesta
a dormir
sobre mi agradecida almohada.