Y ahora, en la infinidad de los días, te esperaré
(Quizás la vejez me sorprenda).
Habré de recordar tus besos dolorosos en las noches,
Habré de llorar recordando tus pasos alejándose al horizonte.
Comprenderé, que los inviernos pasarán como los siglos
y que los veranos serán tan cortos, como un silbido.
Que para siempre en mi, vivirá tu voz amada, tu dulce esencia,
sabré, que desde ahora y para siempre, viviré con tu ausencia.
Habré de recordar tus dulces ojos negros
Comprenderé que no podré morir sin amarte
y que no podré amarte, estando tan lejos.
Que el mundo se me hará extraño
estando tu en otra parte, y aún haciendome daño
aunque sé que no volverás, pues, te esperaré, aqui sentado.