Mirando la tarde quieta
pude ayer comprender
que soy la brisa de mi cometa
y las olas de mi barco de papel.
Soy los trazos de mis letras
con esas que he podido aprender,
y soy el sabor de las chupetas
que comí en los tiempos de ayer.
Mirando la tarde quieta
pude ayer comprender,
que la vida me hizo poeta
según me contó el atardecer.
Alejandro J. Díaz Valero