La ilusión de aquel por llevar un bocado a su mesa
La espera de dos angelitos que mueren por verlo
Y la angustia de salir y regresar con las manos vacías
No tienen ansías de conocer el castillo de princesas
Sus sueños son tan sencillos como carritos de madera
Y su virtud es saber esperar, cuando ya no se puede esperar
Bienvenidos al mundo de la indiferencia infinita
En donde se premia la astucia, se aplaude la codicia
Y si compartes centavos, te haces de un buen nombre
Claro que he visto a reyes abrazando la pobreza
Vendiendo caras de angustia, por un mundo mejor
Comprando paz, cielo y…un pedazo de sociedad.