Soñé…,
eras la hija preferida de una diosa.
Te posesionaste fácilmente de mi Vida
llenándola con regocijos y gloria;
rayos de luna, sentimientos dormidos
en la quietud del alma que moría.
Te tomé con pasión, besarte con locura
que solo la abstinencia del amor me entrega.
La pasión se adentró en mis fibras
al sentir tu aliento, rozando la piel endurecida.
Mis manos acariciaron tu traje,
bello, suave, lleno de exquisito aroma
el volcán interior empezó a incendiarse
y mi pasión por ti, enloquecía.
junté pétalos de muchas rosas,
aromático cojín al cuerpo que se ofrenda
Blanca piel, llama de fuego…,
se alertaron mis sentidos y besé tu cuello,
mis labios se prendieron en capullo de rosas.
Manos ardientes recorrieron tu piel llorosa
convulsionada de placer,
íntimos sentimientos de una diosa.
Un grito profundo rompió el silencio;
desperté sudando gotas de misterios.
Se diluyo el embrujo, lloré con desespero
perdido para siempre lo mejor,
de tan dulce sueño.
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Florentino Novoa Saavedra