¡Coralí!
¡Coralí!
¿Dónde te has ido
mi amor de alhelí?
¡Coralí!
¡Coralí!
Se oyen los lamentos
del indiecito guaraní.
¿Qué te han hecho
mi rosita bengalí?
Que tus labios
ya no saben a capulí
a capulí.
Caen las lágrimas
del niño guaraní
cubriendo el cuerpo inerte
de la pequeña Coralí.
¡Ay mi Coralí!
¡Ay mi Coralí!
¿Por qué te fuiste
y me dejaste solito aquí?
Si bien sabes
que yo sin ti.
No puedo vivir.
No puedo vivir.
Su dolor cubre por completo
a la pequeña Coralí
y he ahí que su cuerpecito
se transforma en precioso rubí.
Asustado el pequeño
suelta la preciosa gema
que al caer y tocar sus pies
hace tintin
tintin.
Y por arte de magia
lo convierten en un palomo gris
en un palomo gris.
De pecho blanco,
ojos de añil,
y patitas
color carmesí.
Levanta el vuelo
el palomo gris
gritando con desespero.
¡Cuculí!
¡Cuculí!
José Asunción B.