benchy43

LA BIBLIOTECA DEL ZOO.


Camina despacio, sin hacer barullo,

no estás en la selva,  ¡Gran zamborotudo!

y  el pobre Elefante se queda trompudo,

callado en el fondo, herido su orgullo.

 

Lo he dicho mil veces, lo he repetido,

agrega enojada la sabia Lechuza

(de anteojos redondos y agrisada  blusa),

¡Que nadie haga ruido, ni un solo chistido!

 

Siguieron leyendo, muy apasionados,

cuando tembló todo ante un vozarrón:

Ché, señora Garza  -preguntó el León-,

¿perdiste  una pata, acaso a los dados?

 

Pero no seas bruto, le maulló el Gato,

esta  bella dama, es muy elegante

y  tiene escondida la pata restante,

ya lo entenderás mirándola un rato.

 

Entra doña Pata  ¿Alguien me ha nombrado o escuché mal?

mientras se detiene a contar patitos,

todos en filita, todos peinaditos…

Cua.. cua… cuarenta (y ese es el final).

 

En la última mesa, sobre unas macetas,

hablan, hablan, hablan,  Cotorra y don Loro

de chismes fresquitos que traen del foro,

(jugosos prontuarios tienen los poetas).

 

El Mono colgado desde una ventana

gritaba, saltaba, gruñía:

en este alboroto, nadie lo atendía,

excepto la Rana.

 

La vieja Lechuza, los hace callar,

se pone nerviosa, se para y les grita:

¡Lean en silencio! ¡Por favor, Mulita,

deje de escarbar!

 

Esto es lo que el Mono quería decir: viene don  Zorrino,

trayendo  consigo su olor nauseabundo.

Y es un gran desbande, fuera todo el mundo.

Desde lo más alto la Jirafa dice ¡Qué tipo cochino!

 

Radiante el Zorrino olvida su hambruna,

con mucha avidez  busca en los estantes,

apila los libros, que son abundantes,

lee que te lee aunque ya es de noche y asoma la luna.

 

Pero no está solo. Sin que nadie vea

la estudiosa Rata de la Biblioteca,

se devora todo, desde historia sueca,

Borges, Freud, Platón ¡y hasta La Odisea!

 


Derechos reservado por Ruben Maldonado.

 


¡FELIZ DOMINGO PARA TODOS, QUERIDOS AMIGOS!