sin acariciar las marchitas facciones dolidas
de quejas perdidas en vientos australes,
sin disfrutar el vientre de auroras
boreales que el sueño desdeña,
cruzar la calle encharcada por razón
de cruzarla, reposar donde entumecidos
mendigos pernoctan abrigando empeños
ajenos de frío y pájaros urbanos
se posan a conversar del viento,
cavilar sobre elocuentes manifiestos
de humana procedencia profunda,
transitar donde el engreido no va
por evitar prosaico gentío.
Que no me caiga la noche sin caminar
imaginando caminos que no han nacido,
soñar idealidades que el vulgo no sueña,
suavizar ásperas penas de alas calladas,
recordar el dolor de la piedra, el vaivén
de las algas, la sonrisa del alba.....
divagar, divagar con solemne promesa
de no defraudar sensible conciencia,
apenas posarme sobre húmeda arena,
elevar pensamientos frente a un mar
de horas infinitas que nadie ha vivido.
Que no me caiga la noche sin ser
cóncavo para este mundo convexo,
historia que vuelque todo al revés
a ver si endereza la humana existencia.