RICARDO FELIPE
EL ILUSIONISTA
De pronto aparecí en un bosque en una tarde cuando el sol se coló entre los árboles,
un día que casualmente las gaviotas firmaron su independencia,
pintando su bandera de color: Cielo abierto,
rodeadas de secretos que al par
ecen los cultivaban para mí…
Poco a poco, sin darme cuenta, aprendí a dibujar los sueños,
hasta inventé colores para impregnarlos de vida,
poco a poco te apareciste sin saber por qué llegaste,
me di cuenta que algo latía dentro de mi pecho,
y descubrí lo que significaba amarte…
Tan lleno de ilusiones comencé a labrarme una historia,
de las cosas malas, mis manos hacían señales de triunfo,
un día convertí una hoja seca en un racimo de perlas que te acompañó en tus 15 años
y creí que ya era posible conquistarte…
Para mí no hay lágrimas tristes pues suelo convertirlas en cristal,
a tu boca la paro pintando de color rosa,
y ando diciendo que la primavera es una estación que nace de tus ojos…
Así, así, así es que me la paso ganándome los minutos que la vida me ofrece,
tomando una acuarela para exaltar tu presencia,
dictando cursos de amor en silencio,
teniendo como cómplice a una pluma para capturar versos perdidos,
tratando de convencerte que soy un ilusionista encargado de seguir tu alma,
y convertir nuestro amor en ámbar…
Para que perdure por los años…
©ricardo_felipe
Contador de estrellas