Ay de los excesos
que nos llevan ciegos
por caminos tan
cautivadores y dispersos.
Venda negra que cubre los ojos
y no permite darse cuenta
el punto del empedrado en que
se quedaron los otrora acompañantes
para después sólo ver
a los estora compañeros.
Las reservas se agotan
y no hay respuestas
a las preguntas
que sólo brotan de nuestra cerebro.
El cielo, a veces azul,
a veces negro,
ultimamente gris,
pero nunca violeta
como en fantasías.
Dos tercios de excesos
y un tercio de fantasías
es de lo que se compone el mundo
y no de agua y tierra como nos decían.
Excesos comunes
y excesos que no se muestran
en vitrinas.
Fantasías de risas finas
y fantasías de lagrimas exprimidas.
¡Ah! y el verdadero exceso universal
de negarse a contar la colección propia
y completa de fantasías.
JCEM