¿Y sigue estático el césped de la ribera,
sin ponerse ausente?
Siempre verde, verde siempre.
Escucho a lo lejos el sonido de una campana
que dolorosamente llama...
Me lleva a tu recuerdo,
que inmediatamente desvío,
no quiero abrir heridas
que producen cierta amarga y dulce tristeza.
Esta melancolía que aveces me atraviesa,
como espina sin punta, que sin querer me clava,
Socavando malezas que creía olvidadas.
¿Es más intenso el fluir del agua
o el sonido de las campanas?
¡Oh! vida que lisonjera pasas, dame de tus horas
alguna de esperanza.
Justo ahora que te invocaba, crepitas en mi corazón,
siento como cruje el pan con mantequilla
que Vicente , se lleva a la boca.
Suyai Edith Chile