Me llamaste una tarde
para invitarme a salir
y así poder hablar
de lo que sientes por mi.
Yo no mas por miedo
te he dicho que no
pero fue tu insistencia
la que me hizo cambiar de opinion.
Tu mirada desidida
me hablaba sin control
y tu boca timida
dudaba al iniciar la conversación.
Dijiste sonriente
que me querías con fervor,
que era yo tu vida,
que lo que sentías era amor.
De mi boca bruscamente
salieron torpes palabras,
sin ni siquiera pensarlas
...
... Te quiero tanto mi amigo
pero no puedo corresponder
a ese amor que llevas adentro
y que recorre tu piel.
Quisiera poder quererte
como tu me logras querer
pero solo puedo ofrecerte
este noble y amistoso querer.
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