Las esquinas me delatan.
En los largos pasillos se diluyen mis miedos.
La casa es un lugar donde habito.
No siento parte de mi cuerpo, el otro yo, carga la pesada cruz.
Mi juventud dio paso a una adustez ilusoria.
El tiempo se des membrana entre las borras de café.
Mis manos rugosas se disfuman en el teclado
mi pecho se abre a un centenar de mariposas.
AUTOR: Segovia Monti.