Hoy te vi...
Tu cuello tantas veces vencido en mis labios,
dejábase ahorcar por una corbata roja, como bañada en dolor.
No sé si cambiar sea la palabra,
pero a tus ojos asomó una duda
que persiguió mis pasos por dos cuadras,
y poco a poco fue doblándome este llanto en tres pliegues
Amor, quiero gritar lo mucho que te extraño,
mientras revivo el instante en que nos amanecimos ajenos.
Mientras es la misma pregunta la que le arranca a tu nombre, las tíldes.
Es él quien me pide noches,
y me enuda la garganta con tu boca perforada.
No eres tú, cielo
ese que me mira y desconoce lo que fuimos.
Ese que ahora recorta su cabello un catorce de cada mes,
por miedo a dejar boca a bajo a la apariencia.
Te odio a tí y a esa corbata roja que te luce.
Y más aún,
odio no ser yo la que te diga:
''No me dañes la noche fumando en silencio,
que no habrá quién me desdoble mañana,
cuando te haga el amor''