Eres el eco de tu voz que se oculta en el laberinto insaciable de la inocencia perdida.
La quimera rota suspendida en el dolor marca las altas horas cuando perdidos en mi océano navegamos.
Soy el eco de tu voz que se despeña de tus ojos; espejo de tu alma donde anidé los sueños.
Hoy son muros encerrando la tristeza, idílicos recuerdos de una noche de aleatorias estrellas sobre terciopelo negro
En que el roto frío por tu calor me cobijó las ansias de lo vivido por primera vez.