Una vez yo transitaba,
veloz como una saeta;
¡De pronto miré una silueta
y una voz que me gritaba:
¡Oríllese en el camino,
y hágalo de inmediato!
Pronto un policía vino,
pero mostrando un buen trato.
"En mi carrera he visto,
muerte y destrucción constante;
por ello amigo le insisto,
contrólose en el volante".
"No me importa dar la multa,
más que crearle en la conciencia:
Que su manejar insulta,
al que vive con prudencia".
"No quiero verlo mañana,
convertido en mil pedazos;
a la muerte ¿Quién le gana?.
Lo extrañarán muchos brazos".
La vergüenza me invadía,
ante aquel consejo sano.
¡Ese fue gran policía,
y hasta me extendió la mano!
Autor:Bernardo Arzate