Antonio B.

Hoy, no me reconozco.

Infinito mar de suspiros trenzados sobre fina seda, donde mi pulso tiembla y el rocío de la primavera se estremece, su olor, su huella.

 

Acaricia tu sonrisa mi mirada en la lejanía de las palabras no oídas, versos donde deje mis lágrimas. Hoy pellizco las horas, encierro la lujuria, la rabia, la esperanza. Hoy la soledad es quien mata.

 

Sin humedad mis ojos gritan al vacío de la nada, mi alma se oculta entre sombras que agonizan y, mi cuerpo desnudo y frío, no camina.

 

Escapa mi tiempo cruzando caminos, erosionando el recuerdo en la premura del destino. Labios de sabor pálido y salado, sin abrazo, sin cariño, sin saber que fue de aquel niño.