El fuego, sube e baja por los montes, casi inaccesibles, el viento cambia su dirección, un infierno, con sacrificio los bomberos, el pueblo, como puede intenta, que no llegue a sus casas. Solo una bendita lluvia puede parar esta hoguera tremenda que todo quema.
Así es la vida, con bajos e altos en sufrimiento, nadie la puede cambiar o parar, solo unas pausas de serenidad, para por un tiempo respirar e aceptarla.
El destino es inaccesible, es soberano, somos juguetes, con que juega a su voluntad.
Mata todos nuestros sueños, nos consume el tiempo, somos monte quemado, donde no hay, vida para sentirnos felicidad.
Por veces, son extraños, que encienden el fuego de la tristeza, ellos no quitan el verdadero sentir de vivir con alegría e paz.
Ya fui un monte verde e lleno de vida. Ahora una parte esta quemado, En un pedacito que escapó, vivo. Intento no mirar lo que se fue, llevado por manos sin pensar en el mal que hicieran.
Si un día, en el futuro, vuelven los arboles, irrumpiendo de la tierra quemada, una cruz tendrá que tener, alta como el pino más grande, quizá para que los pájaros descansen, o el musgo lo haga verde también.
Han pegado fuego, a mi vida, el por qué no sé, con esperanza miro al cielo, buscando nubes, que traigan la bendita lluvia para sobrevivir e salvar un poco de lo que queda
El dolor si fuera físico, una medicina, me lo quitaría, pero es interior e lastima más que todo, para curarlo, es casi imposible.
Algo murió, dentro de mí, algo fue tragado por las llamas del espanto e incredulidad, algo inaccesible a mi inteligencia, llevó para siempre una parte de mi corazón.
Monte quemado, cenizas del pasado, fuego vivo que me rodea, con desprecio, con olvido, con indiferencia. Algo que nunca he dejado que fuera quemado e se ha volcado contra mi.
Adiós digo, al monte negro, en que ha quedado una grande parte de mi vida e futuro. En el naco de verde, que ha quedado, tiene sitio para dos, solamente dos. Yo e tú, los demás lo quemaran con su proprio fuego.
Oporto, 9 de Setiembre de 2012
Carminha Nieves