misterioso canto de una voz lejana,
del crepúsculo, en el horizonte,! oh dulce soberana!
amada mía, luz que guía mi vida,
la que me salva del abismo
que vive en mi mismo,
y escucha mi voz perdida.
si la hermosa luz de las estrellas,
nos ilumina cada noche,
de amor nosotros hagamos un derroche,
así como en la lejanía hacen ellas,
ven que soy un girasol,
el que en el crepúsculo de la mañana
te contempla mi dulce diana,
a la magia del arrebol,
como un chicuelo en la ventana
al nacer del alba saluda al sol.
y eso eres tu: alba, aurora,
el dulce rayo, la luz del encanto,
la que me consuela el llanto
cuando de desconsuelo mi alma llora.