Otro, nunca, relojeras ojeras;
semanas, años siderales menos; imprudente vista;
arcaísmos nóveles en una taza y en un jarrón de mentes mentiras;
llevando la nuca en una maleta color trigueña
cansando el hombro y molestando al pie
tratando de avanzar con honor tapujo
con calma y artículo número ∞.
El avivante chirriar de una canción, al fondo del seso,
que grita, satura y llena desde el eco hasta el cuello,
el odre gigante de desmesura; ¿de qué se trata?:
País y gente, semblantes y músculo;
no es el más grande, es paracaída,
por un poco de encanto y engaño
el nacional chauvinismo del malo norte, ratas;
Aunque,
empujando con ganas mis hasta ahora
desconsoladas letritas, estoy,
sin retroceder, sin salpicar mis ojos contra tus muros
nunca más, es la vez de atrás, esa última vez.