¡Porqué habría de decir? ¡saldré a cabalgar el mundo! todo cuanto quiera podré tenerlo, lo que mis ojos anhelen lo tomaré.
Si aún cuando lo solté las riendas a mis deseos y pasiones solo sirvió para darme cuenta que no soy más que una tablilla flotando en el mar, que no sabe a donde va a parar.
Desde entonces e entregado mi confianza a aquel que es digno de alabanza, mi debilidad al que posee la fuerza y mi cuerpo a quien lo moldeó del barro.
pero algunos no entienden y me reprenden con las siguientes palabras: "¿Acaso no eres un hombre igual que nosotros? ¿entonces como dices que no seguirás pecando si en pecado fuiste concebido?"
De paso me critican diciendo: Que antes era libre, porque era esclavo del pecado y que ahora soy esclavo, porque mi libertad esta en dios.
Ellos no saben cuan grande sería para mí que yo pudiera ser siquiera el más pequeño en el reino de los cielos.